Artículo de DonesCreients publicado en la Revista TH Tiempo de Hablar, Tiempo de Actuar. Nº 124 de 2011. Puertas que cruzaron Jesús y las Mujeres.
Mujeres del grupo “donescreients” de Valencia hemos asistido año tras año al Congreso de Teólogos Juan XXIII(2010). El proceso de acercamiento a la mujer ha sido progresivo, ya es normal un lenguaje que nos tiene en cuenta, no olvidaremos el esfuerzo por recordar que estábamos presentes y activas.
El año 2010 sonó un aplauso afectuoso, muy afectuoso, hacia la ponente Mariola López, nos volvimos para mirar los rostros y cual fue nuestra sorpresa al ver en pie, aplaudiendo a mujeres y hombres, ¿todos?, eso es lo que menos importa. La voz de Mariola captó pronto la atención de las personas, sus palabras recorrieron calidamente momentos del evangelio en los que Jesús se encuentra con distintas mujeres. “El contacto es sinónimo de calor, afecto, atención y presencia”, estas palabras dichas al hablar de las puertas de la corporalidad y del contacto, primer punto de su ponencia, captaron la atención del público, la acción de la presencia de las mujeres, su cuerpo fue generando sanación. No podemos entender los aplausos si no brotaron de esa realidad.
El cuerpo de la mujer se hizo presente como receptor de la Buena Noticia. La mujer pagana, extranjera, que tomo la iniciativa de alzar la voz a pesar de su condición pagana y extranjera nos adentró en un diálogo novedoso, nos habla de la receptividad y de la donación. El encuentro con Marta y María en Betania, nos abrió la puerta de la amistad y del agradecimiento. En esta relación encuentra la fuerza para la entrega que le espera y la forma en que la realizó.
Es difícil escuchar sus palabras cargadas de Jesús, sin que el corazón se sienta cercano a él, dejándonos sabor a Evangelio. Creo que ésta fue la fuente de los aplausos.Mariola tiene un don especial para llegar al público y el tema y su preparación ayudó. Nos gustaría que todos los presentes recordemos, en cada situación de la historia, que el evangelio debe ser motor de nuestro hacer y que cada hombre que recuerde este aplauso se mire al espejo para reconocer en su día a día el compromiso por dejar que la mujer pueda tener el lugar en la historia que elija.
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